Aburrida y casada conoció al príncipe azul de una noche

Alex Pacheco
5 min readAug 16, 2019

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Natalia tiene 45 años y ha estado casada por más de 22. Ante el mundo exterior, parece que su relación está viva. Ella y su marido van juntos a cenas, celebran en los eventos deportivos de sus hijos y el ambiente de la casa es cordial la mayor parte del tiempo. Sin embargo, para Natalia, algo dentro se siente muerto. Ciertamente ya no hay coqueteos entre ella y su marido, él parece que no la mira más y cada uno duerme de su lado de la cama procurando no tocarse. Por supuesto, el sexo salió por la ventana de la habitación hace mucho tiempo y jamás volvió.

Natalia es tan buena manteniendo las apariencias que incluso a veces se convence que todo está bien, aunque muy en el fondo reconoce que está estancada en su matrimonio. El aburrimiento, la rutina, el aislamiento y la falta de conexión emocional que siente dentro de su propia relación, la están matando.

A Natalia lo único que la mantiene viva son los viajes que hace constantemente por motivos de trabajo. En uno de ellos conoció a David, un chico doce años menor que ella. Se encontraron en la fila de documentación del Hotel, David estaba formado delante de ella y volteó para pedirle una pluma. Cuando la mirada de Natalia cruzó con la de él, ella sintió una descarga de excitación instantánea.

David era un chico alto, con una sonrisa perfecta, de cabello semi despeinado lo que lo hacía encantador y, sobre todo, tenía una mirada transparente. Una mirada que parecía haberse pegado a Natalia porque en cuanto la vio, no apartaba los ojos de ella.

Fue una atracción instantánea. Ella tampoco podía quitarle los ojos de encima. En cuanto Natalia se dio cuenta que aquel chico guapo que tenía su bolígrafo en la mano no podía dejar de mirarla, su corazón se aceleró, se puso nerviosa y una nueva descarga de adrenalina recorrió todo su cuerpo. Tenía tanto tiempo que no sentía eso que dudó por un momento que fuera cierto. Hacía tanto que había dejado de sentir ese apuro con su esposo, porque, aunque su matrimonio había sido amoroso y lindo, con el tiempo se convirtió en la más gris de las rutinas, donde la llama se apagó poco a poco y dejaron de desbordarse las emociones. Y eso es justamente lo que Natalia estaba sintiendo en ese momento “emociones” todas ellas desbordadas.

Platicaron por unos minutos mientras eran atendidos por el personal del mostrador. La conversación se sentía tan bien que David no dudó en dar el primer paso e invitó a Natalia al bar del hotel una vez que ambos dejaran sus maletas en sus respectivas habitaciones. Natalia se negó de inmediato, a pesar de la atracción del momento, no olvidaba que es una mujer casada. Sin embargo, David fue persistente y a Natalia la embargó la curiosidad. Se sentía halagada de que un hombre como él, tan guapo, con esa mirada que la quemaba por dentro, con esa firmeza en su voz y un encantadora sonrisa, la estuviera haciendo sentir como no se había sentido en años. Así que aceptó, y cuando lo hizo, su corazón latió con fuerza.

Un par de horas más tarde en medio de risas y copas de vino, estaban pasando una velada increíble. Él era divertido y en cada momento le decía lo hermosa que era, sabía cómo hablar, cómo tratarla, de vez en cuando tocaba su mano y le sonreía de forma coqueta. De repente, estando sentados frente a frente, David presionó su pierna contra la de ella debajo de la mesa.

“¿No te vas a mover?”, Preguntó. “No”, respondió Natalia, presionando ahora ella contra él aun con más fuerza. Los movimientos entre ellos cada vez eran más cercanos e intensos, hasta que David advirtió “pediré la cuenta”… “Hazlo” respondió Natalia, asumiendo lo que seguía de la velada.

La cabeza de Natalia era un mar de confusión y excitación a la vez, “No me importa”, se repetía así misma “Esto se siente tan bien que no quiero alejarme o perdérmelo. Solo quiero seguir sintiéndolo a donde quiera que la noche me lleve”.

Terminaron besándose en el sofá de la habitación de David. Sin entender cómo, Natalia estaba ahí desnuda en la alfombra de un cuarto de hotel con un hombre que no era el suyo, quien lentamente metía sus dedos entre sus cabellos y la miraba como si nunca quisiera detenerse.

Antes de conocer a David, Natalia se sentía muerta por dentro. Pero de repente, estaba viva, se sentía deseada, llena de pasión y vitalidad. Su aburrimiento y ansiedad habían desaparecido.

Pasaron la noche juntos y nunca más volvieron a verse. Natalia regresó a su rutina, renovada, feliz y sin remordimiento.

Fue una aventura de una noche, pero Natalia reconoce que la necesitaba. No se arrepiente, y jamás se lo dijo a su esposo… Natalia no romperá su matrimonio solo por el buen sexo de aquella noche inolvidable. Pero sin duda, lo que Natalia experimentó, la trajo de vuelta a la vida.

Abrazo

Soy Alex, escritor, empresario y fundador de epicbook. Me dedico a escribir libros para figuras públicas y a contar historias. Sígueme en Instagram y en Facebook, si quieres aprender a contar tu propia historia y si quieres escribir tu libro para posicionarte como experto, crecer tu carrera, tu imagen y tu negocio.

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Written by Alex Pacheco

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