Cómo dejar de auto sabotearte en la vida… de una vez por todas.
Abrí el ojo derecho primero, luego el izquierdo. Ambos con mucho esfuerzo. Me sentía desorientado. La luz era tenue, pero, en el estado en el que me encontraba, para mí era muy intensa. Sentía que mi cabeza iba a explotar, tenía la boca seca y el estómago revuelto.
Apenas podía moverme, pero, aun así, me cambié y me fui directo hacia la Marina. Nada me iba a impedir tomar mi certificación de buceo no reembolsable de 500 dólares. Nada. Ni siquiera yo.
En ese entonces, muchas cosas andaban mal, la resaca no era mi único problema. Tenía 11 kilos de sobrepeso y me sentía perdido en varias áreas de mi vida.
Así que, en ese viaje, decidí que iba a hacer algo completamente nuevo y transformador que me diera la motivación para salir del hoyo por el que estaba atravesando.
Según yo, el viaje luciría más o menos así: Iba a correr todas las mañanas sobre la playa, haría yoga, iba a comer sano, no iba a beber una sola gota de alcohol. Y, para tener un pretexto para empezar a perder peso, iba a tomar una certificación de buceo.
Sería alguien completamente nuevo: más esbelto, más saludable, más responsable y con un nuevo pasatiempo; sería un buzo certificado.
Pero, de repente, ahí estaba yo, haciendo cosas completamente diferentes a las que me había prometido. Eso… es autosabotaje, ahora lo comprendo.
Decidí salir la noche anterior al bar, me prometí tomar solo una copa y regresar temprano porque tenía que estar a las 6 de la mañana en la marina al día siguiente. Sin embargo, llegué a mi habitación justo después de las 4 de la mañana. Mi certificación de buceo era en dos horas, tiempo suficiente para bañarme e incluso para tener una breve sies…. Pum, “me morí”. No literalmente, claro, pero me quedé dormido en ese instante con la camisa puesta, una pierna dentro de los jeans y la otra afuera.
Una hora y media más tarde, la alarma del teléfono sonó y gracias a un milagro la escuché. Me desperté con los ojos arenosos, entumido y casi sin fuerzas para poder moverme.
Llegué a la marina como pude, mi cabeza daba vueltas y se me revolvió el estómago cuando empecé a ponerme el equipo de buceo. El guía me vio y me dijo, “Ah, buena fiesta anoche”. Cuando subí a la lancha sentí un mareo peor que el de la noche anterior. El bote estaba balanceándose, meciéndose, y mi cabeza, también.
“No me siento bien. ¿Qué pasa si no me siento bien debajo del agua?”, me preguntaba.
El guía me vio y me dijo, “Espera, ¿te sientes mal? No puedes bucear así”.
En ese momento hice lo que cualquier persona responsable haría: pensar en mi depósito no reembolsable de 500 dólares y decir, “No, no, para nada. Estoy bien, me siento bien”.
Me metí el respirador en la boca y me tiré al agua. Apenas podía ver a través del visor y hacía todo lo posible para no desmayarme.
Finalmente, toqué fondo. Literalmente, el fondo del mar. Me arrodillé en la arena del suelo oceánico, tratando de estabilizar mi dolor de cabeza y mi mareo.
Debí haberme visto bastante mal porque el guía se acercó de inmediato y me preguntó en lenguaje de buceo con señas si estaba bien. Fue entonces cuando comencé a desfallecer, sentí que iba a morir ahogado e intenté salir a toda velocidad. Pensaba que no llegaría: me faltaba el aire y el mareo era intenso.
Alcancé a salir y me recargué en la cubierta de la lancha. Casi me ahogo con mi propia tos; no podía parar de toser, estaba pálido.
Si alguna vez en tu vida has sufrido de… autosabotaje, como podrás ver, tú y yo podríamos ser buenos amigos. Tu inclinación para hacer todo lo que dices que no quieres hacer y viceversa es más fuerte que tú. ¿Cierto?
Y esto seguramente ha estropeado tus planes cuando has querido bajar de peso, dejar de gastar de más, o dejar a gente tóxica fuera tu vida. ¿Cierto?
Después de ese momento en Cancún, todo comenzó a ser diferente. Descubrí lo que tenía que hacer para dejar de auto sabotearme.
El secreto es empezar a creer con todas tus fuerzas y desde el fondo de tu corazón, que de verdad que es posible escalar una montaña, bajar de peso y ganar más dinero o lo que quieras. Y verte como la persona que hace esas cosas, cambiar radicalmente la imagen que tienes de ti mismo. Después del viaje, me obsesioné con la idea de ser otra persona y en eso me convertí.
El cambio no se da cuando piensas que algo “te gustaría”, el cambio se da cuando lo ves tan posible y tan real en tu cabeza, que te quema un fuerte deseo por dentro. Entonces tus pensamientos provocan tus emociones, tus emociones provocan tus acciones, y tus acciones provocan tus resultados. Así de simple.
El secreto para dejar de auto sabotearte en la vida es crear una imagen en tu cabeza, que te queme por dentro, que te corroa la emoción por cada célula, como una descarga eléctrica.
Empieza a provocar con tu mente estas emociones en tu cuerpo, y modificarás tus acciones y tus resultados. La imagen debe ser súper tangible como si ya estuviera sucediendo.
Por si no lo sabes o no lo has reconocido, todo aquello que hoy tienes hoy lo creaste primero en tu cabeza, para bien o para mal.
Estamos juntos en esto.
Abrazo
Soy Alex, escritor, empresario y fundador de epicbook. Me dedico a escribir libros para figuras públicas y a contar historias. Sígueme en Instagram y en Facebook, si quieres aprender a contar tu propia historia y si quieres escribir tu libro para posicionarte como experto, crecer tu carrera, tu imagen y tu negocio.
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