Después de 26 años de casada y 2 de divorciada… busca de nuevo el amor y aprende una gran lección
Después de haber estado casada por 26 años y a dos años de un doloroso divorcio, María estaba lista para tener su primera cita romántica con un caballero que conoció por Internet.
A María le aterraba pensar que se quedaría sola. Su exmarido y sus hijos ya estaban haciendo su vida y ella parecía no tener ninguna motivación o un camino claro. En la segunda mitad de sus 40´s, María creía que con las líneas de expresión evidentes y la fuerza de gravedad entrometiéndose con su cuerpo, sería una hazaña imposible conseguir que alguien volviera a interesarse en ella. Pero un buen día “Mr. Right” apareció.
Estaba emocionadísima. Y cómo no estarlo si una larga espera de soledad, lucha emocional y duelo había llegado su fin. Estaba a punto de conocer a un hombre exitoso y guapo, pero, sobre todo, a un hombre que también estaba interesado en conocerla.
María fue a comprarse un vestido y terminó comprando tres, porque en la tienda no pudo decidir cuál sería el más apropiado para la ocasión. Si el elegante y sofisticado pero sobrio, o el coqueto y sexy pero muy atrevido, o el formal y medio aburrido pero natural.
Era un sábado por la noche cuando a las 7:30 p.m. María llegó al lobby del Hotel Condesa en la Ciudad de México hecha un mar de nervios y emoción al mismo tiempo. Justo 30 minutos después de la hora programada ya que, como toda dama que se respete, tenía que hacerse la interesante y no podía quemarse llegando a las 7 en punto.
Mr. Right ya la esperaba ahí, vestido en traje negro con camisa blanca sin corbata y oliendo rico. Era más guapo en persona que en sus fotos, según María. Se miraron, se saludaron de abrazo y se sentaron en la mesa que él había reservado para ambos. El nerviosismo era evidente en ella, en él no tanto. Diez minutos después de haber iniciado la conversación, el hombre comentó: “Discúlpame, no estoy interesado”, se levantó de la silla y salió del hotel sin volver la vista atrás.
Un rechazo así puede ser súper doloroso, ¿cierto? María quedó paralizada, herida, no pudo moverse por unos minutos. Lo único que pudo hacer fue llamar a una amiga. Esto fue lo que la amiga le dijo:
“Lo sabía, lo sabía, qué podías esperar. Sabía que esto pasaría, tienes unas caderas enormes, te estás haciendo vieja y no tienes nada interesante que decir. ¿Por qué un hombre guapo y exitoso como ese saldría con una mujer como tú?”
¡Increíble! ¿cómo puede una amiga ser tan cruel en esa situación? Pues bien, la historia es en realidad un poco menos vergonzosa si te digo que no fue la amiga quien dijo todo eso. Fue la propia María quien se lo dijo a sí misma, una y otra y otra vez en su cabeza. Entonces la pregunta correcta sería: ¿Cómo pudo María ser tan cruel consigo misma? ¿Estás de acuerdo?
El problema es que eso que hizo María, es algo que todos hemos hecho. El peor daño causado por el rechazo es el auto–inyectado por nosotros mismos. Justo cuando tu autoestima está en su nivel más bajo, nosotros la dañamos aún más. Si te cortas un pie, no vas por el cuchillo para abrirte más la herida, pero cuando se trata de una herida emocional, generalmente eso es justo lo que hacemos.
¿Cuál es entonces la forma correcta de reaccionar ante un rechazo monumental como este?
Simple. El truco es hablarte a ti mismo como le hablarías a tu mejor amiga en la misma situación.
Darte toda esa terapia psicológica de empatía, compasión, fuerza y palmaditas en el hombro: todo va a estar bien, no te preocupes, él se lo pierde, vales mil, mereces algo más etc. En lugar de pensar y decir “me rechazó”, mejor di: “No funcionó” porque así remueves el sentimiento de culpa que puedes llegar a sentir ante tu vulnerabilidad.
Ya sea que se trate del rechazo de quien creíste que sería el amor de tu vida o de un proyecto de trabajo, no debes perder de vista que ser rechazado no significa que dejaste de cumplir expectativas. Para empezar, no tienes por qué cumplir ninguna expectativa. El rechazo significa que lo que ofreces no se ajusta a las necesidades ni carencias de alguien más, pero de ninguna forma se trata de un evento fatal de carácter universal que te marcará de por vida.
El rechazo es únicamente una opinión de alguien, no te lo pongas de etiqueta.
Vale más la opinión que tú tengas de ti mismo, esa vale oro.
Estamos juntos en esto.
Abrazo.
Soy Alex, escritor, empresario y fundador de epicbook. Me dedico a escribir libros para figuras públicas y a contar historias. Sígueme en Instagram y en Facebook, si quieres aprender a contar tu propia historia y si quieres escribir tu libro para posicionarte como experto, crecer tu carrera, tu imagen y tu negocio.
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