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El esposo de Lucía exprime el tubo de la pasta de dientes como un niño. Es algo extraño. Quizá es un hábito que nunca dejó de hacer… Esa acción es molesta para muchas mujeres.
Pero, Lucía deja sus tazas dónde bebió café y, vasos con agua olvidadas por toda la casa como una adolescente.
Hay ocasiones en las que él escupe la pasta de dientes en el espejo del baño.
Pero, Lucía también deja los closets abiertos, y en muchas ocasiones la ropa dispersa por todos lados.
Él, es muy malo recogiendo la ropa sucia. Y Lucía, deja libros y cuadernos esparcidos por todos lados.
Pero después de trece años de matrimonio, han entendido que no vale la pena regañar a la otra persona por estas cosas. No necesitan hacer un escándalo. Entonces, Lucía limpia el tubo de la pasta de dientes, y él toma todos los vasos y los pone en el lavaplatos.
Y se agradecen el uno al otro por estos detalles.
Como cuando su esposo cierra las puertas y apaga todas las luces, todas las noches antes de acostarse. O como cuando saca la basura.
Y él le agradece a ella por preparar la cena o atender a los niños.
Ser un buen compañero de equipo, no significa perfección. Significa aceptar los defectos de los demás por lo que son: los humanos son humanos.