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Ella no queria
Conoció a Antonio en algún evento. Era mayor que ella por casi 20 años, así que parecían amigos algo improbables, pero las cosas se dieron y empezaron a hablar.
No, no estaban coqueteando.
De hecho, al principio de su conversación Antonio dijo:
— ¡Creo que realmente te gustaría conocer a mi esposa!
Su propuesta fue tan natural, que ella pensó que “esa esposa” no existía y que era su manera de iniciar una plática. Para ella, fue una especie de reto, le gano la curiosidad y siguió la plática hasta aceptar la cita donde conocería a la esposa. ¡No fue broma! La esposa si existía, y sí, la conoció.
“Rosa” era un poco mayor que ella, pero no tan vieja como Antonio, y tenían mucho en común. Era increíble. Tan dulce y amable, era todo un placer conocerla.
Antonio, por otro lado, era extremadamente inteligente.
Se hicieron amigos, una amistad que duró poco más de un año. Hasta que empezaron los coqueteos y las insinuaciones por parte de Antonio. Y ella, se sintió totalmente atraída.
Ella no quería. Pero lo hizo.
Mientras Antonio se sentía extasiado. Rosa solo podía llorar, sabía que algo andaba mal, pero no se imaginaba que aquella dulce e inocente chica que tenía una amistad con ambos, formaba parte del triángulo amoroso…