Haz esto si estás en una relación que ya no te hace feliz.

Alex Pacheco
5 min readJul 31, 2019

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Esa era mi oportunidad, la que siempre había estado esperando.

Había una chica en mi clase de primero de secundaria que nos volvía locos a todos, bueno, al menos a mi sí. Se llamaba Lorena. El problema era que nunca estaba sola. O estaba con sus amigas, o estaba con algún tipo de tercero que la estaba cortejando. Si por alguna extraña razón la veías sola caminando por los pasillos, tenías una ventana de tiempo de aproximadamente tres minutos para actuar, hasta que nuevamente alguien se le acercara.

Pero un día llegó esta oportunidad.

En la clase de historia, la maestra empezó a hablarnos de Corea, su cultura y las artes marciales. Y entonces se me ocurrió una genial idea: darle a todo el salón, una exhibición de Taekwondo.

Podía enseñarle a toda la clase, cómo era capaz de romper un ladrillo con la mano y entonces, sería el más popular de la escuela y así Lorena, finalmente se fijaría en mí. La maestra aceptó y acordamos hacerlo al día siguiente. En ese momento comencé a vivir en una tierra de fantasía durante las próximas 24 horas:

Rompería el ladrillo, todos me cargarían en hombros, me acercaría a Lorena y la besaría (sin siquiera preguntar).

A la mañana siguiente estaba listo, salí al patio y todo el salón salió detrás de mí. Llevaba mi ladrillo en la mano, mucho gel en el cabello, chamarra de piel y lentes de Terminator 2.

La maestra y todos mis compañeros del salón se acomodaron en círculo, incluyendo Lorena. Al centro, dos de mis amigos me sostenían el ladrillo. Todo iba saliendo según lo planeado hasta que, después de unos segundos de concentración, tiré mi primer intento.

Y entonces… entonces el ladrillo no se rompió. No pude romperlo, mejor dicho. Mi puño se estrelló contra el pedazo de piedra e inmediatamente mi mano se hinchó. Todo mundo soltó una carcajada, ignorando el dolor físico que me hacía escurrir unas cuantas lagrimitas, sin mencionar que la mano me quedó como la de un Playmobil sin poder moverla.

El plan había fallado, me quedaría solo para siempre.

Días después, el pánico me invadió: "Estoy preocupado de no encontrar a nadie y terminar solo por el resto de mi vida".

Ya estaba en secundaria y seguía sin novia y después del ridículo, Lorena jamás me haría caso, que grandes tragedias. Pero eso no se iba a quedar así, fue tal mi preocupación que empecé a salir con “cualquier” persona, me encantara o no. En realidad, la pareja no me importaba, lo que me importaba era tener una validación de alguien más y no estar solo. Así que me convertí en una persona que siempre tenía que estar con alguien. Quería ser el tipo que, si terminaba una relación, a la semana siguiente ya había encontrado a alguien más. Obviamente mis relaciones siempre terminaban muy rápido… y muy mal.

Hasta que después de muchas malas relaciones pasajeras, finalmente estuve en una relación durante 16 años en donde, desafortunadamente, muchos de esos años, no fui feliz. Pero una vez más, necesitaba validación y ahí me quedé por mucho tiempo para no enfrentar una vez más, el miedo a estar solo.

Más tarde en la vida descubriría un término que definía mi situación a la perfección: codependencia.

Y hoy entiendo que la codependencia son dos personas que se enferman juntas.

Por primera vez, reconocí mi verdad. En esa etapa de mi vida, tenía que estar en una relación para sentirme completo. No me sentía suficiente y necesitaba que alguien más me hiciera parecer que sí lo era. Aquellas personas que tienen esta necesidad de sentirse validados por alguien más, regularmente solo “extraen” de la relación, y pocas veces “abonan” a ella.

Si estás en una relación que no te hace feliz y sigues ahí, estás drenando tu energía y estás robando la energía de alguien más. Y si la otra persona lo permite, entonces ambos están enfermando juntos. Son codependientes.

Si crees que te sentirás incompleto estando solo, entonces solo quieres extender esa relación porque para ti es una “meta” que debes cumplir, y ese tipo de perspectiva te hace increíblemente egoísta. Tarde o temprano, tu relación se derrumbará y tú te derrumbarás con ella. O quizá más bien, ya lo estás.

La razón por la que hacemos algo así, no es por la familia, los hijos, el dinero o el qué dirán, es porque no estamos satisfechos con nosotros mismos. Y debido a que no estamos satisfechos con nosotros mismos, no podemos tener relaciones saludables con alguien más. Es decir, tenemos una muy baja autoestima.

Una relación es una oportunidad de aportar, de dar antes que recibir, de encontrar conexión e intimidad. Pero es mejor no tenerla, que sacrificar lo más valioso que tenemos: nuestro tiempo, nuestra vida misma.

La vida no es fantástica, solo estando con alguien parado junto a ti, validándote. No debemos tener un botón de "me gusta" integrado, que alguien tiene que apretar.

Si estás en una relación que no te hace feliz, esperas muy poco de la vida, y eres codependiente. ¡Cuidado!

Tenemos que aprender a vivir una vida increíble... incluso si somos la única persona a nuestro alrededor.

Abrazo

Soy Alex, escritor, empresario y fundador de epicbook. Me dedico a escribir libros para figuras públicas y a contar historias. Sígueme en Instagram y en Facebook, si quieres aprender a contar tu propia historia y si quieres escribir tu libro para posicionarte como experto, crecer tu carrera, tu imagen y tu negocio.

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Written by Alex Pacheco

Bestselling Author, Founder in Epicbook, Life Enthusiast

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