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La peor cita de su vida.
Julia había tenido todo tipo de experiencias en sus citas. Las que son memorables, las que dan risa y también están las “horrorosas”. De todas ellas ha aprendido todo tipo de lecciones y también ha vivido grandes decepciones.
La última cita tal vez ha sido la peor. Se encontró con un hombre muy guapo, no obstante, muy inseguro de si mismo y muy quejumbroso a tal grado que se odiaba a muerte.
Julia recuerda que esa noche llegaron al restaurante de moda y se sentaron en una de las mesas del fondo, donde la luz tenue era romántica e inspiradora. Al principio todo parecía ir bastante bien. Julia estaba emocionada y sentía que esa cita sería especial, pero no imaginaba que tanto y porque razón. Las risas estaban presentes y ella cada vez se sentía más en confianza. Empezaron a conversar amenamente sobre sus trabajos y sus pasatiempos favoritos.
De repente, este chico realmente guapo comenzó a hablar de todas sus inseguridades y de lo injusto que era el mundo para él. Después empezó a quejarse de todo y de todos. Fue incómodo. Fue dolorosamente aburrido.
Y Julia ahí entendió una gran lección, que no importaba que estuvieran en un restaurante elegante con excelente comida, o que el chico que la acompañaba fuera extremadamente atractivo al grado que las chicas del lugar giraran la cabeza para verlo.