La perfecta mañana. ¿Hay algo mejor que despertar al lado de la persona que amas?

Alex Pacheco
5 min readSep 15, 2019

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Brenda apaga el despertador de su teléfono. La primera, de al menos diez veces que lo hará durante los próximos minutos como todas las mañanas. Se ha acostumbrado a dormir con la almohada sobre su cara, en lugar de debajo de su cabeza. No parece haber otra forma de proteger sus oídos de la sinfonía del infierno que le provoca el despertador.

Pero esa mañana es diferente, está rodeada de deliciosas almohadas blancas que acarician suavemente su cuello y su espalda. Brenda esboza una sonrisa al recordar que está en una cama que no es la suya.

Está a punto de amanecer, es ese momento implacable para sus ojos cansados. Al abrirlos lo primero que nota es que él está ahí, de espaldas a ella y trae puesta su perfecta camisa blanca. Está sentado en el extremo de la cama, atando los cordones de sus zapatos.

Brenda está completamente adormilada, pero al verlo, reconoce que no hay nada como despertar en la cama de la persona que ama, y no en la de un tipo cualquiera. “¿Hay algo mejor que esto?” Piensa mientras siente cómo las sábanas y las almohadas acarician su cuerpo desnudo, aún dormido. “Sí, si hay algo mejor, que nos quedáramos aquí todo el día, que no tuviéramos que levantarnos, que él no se fuera”. Brenda se responde con nostalgia.

Ella siente que ya lo extraña, incluso cuando él aún no se ha ido. Siente esa necesidad de estar con él, especialmente en esos primeros segundos de la mañana. Pero él es un hombre trabajador y pedirle que se quede en la cama con ella parece ser un riesgo que Brenda no quiere correr, necesitaría ser mucho más astuta para convencerlo. Aunque esa mañana… cree que puede lograrlo.

Cierra nuevamente los ojos y estira los brazos y las piernas por debajo de las cobijas calientitas. Al hacerlo percibe un aroma a café que él ha preparado. Él siempre lo hace, le tiene café listo al despertar junto con un beso de buenos días.

Brenda saca los dedos de los pies fuera del edredón. “OOOFFF…. Infierno” murmura para mí misma. Demasiado frío aún. Es el otoño y está oscuro afuera. Decide acurrucarse en la cama un poco más. Frota su cara suavemente contra el delicioso montón de almohadas que tiene en esa cama que no es la suya.

Cada vez que Brenda despierta en este mismo lugar se siente plena, protegida, amada. No quiere que se vaya, necesita una estrategia urgente para convencerlo. Apaga su teléfono para olvidarse de su estúpida alarma que sonará en cualquier momento. Sonríe nuevamente al imaginar esa mañana perfecta con él, debajo de las deliciosas sábanas y se permite disfrutar de la exquisitez de la cama un poco más.

Débilmente escucha que él toma su portafolio, está listo para partir. Brenda es consciente de que tiene poco tiempo para actuar, así que decide enfrentarse al frío. Intenta sacar sus brazos fuera del edredón cuando se da cuenta que él está ahí parado en la oscuridad, observándola.

"Buenos días, cariño ¿estás bien?", dice él con una voz grave y matutina. Brenda está segura que su cabello parece un gallo de pelea. Se sienta recargando su espalda sobre las confortantes almohadas, mientras intenta acomodarse el cabello para estar lo más presentable posible para él. “Estoy muy bien amor, gracias".

“Ya está listo tu café” le dice él mientras le acerca la taza y se sienta en la cama. Ella lo recibe con un beso descarado en los labios. "¿Cómo está mi linda Mexicana hoy?". A Brenda le encanta que la llame así. No hay muchas morenas en el país donde él nació, así que se le hace una distinción hermosa.

Brenda le suelta una mirada lasciva, como si guardara un secreto que está a punto de revelarle y envuelve ambas manos alrededor de la taza, lo comienza a saborear lentamente.

"Hace frío hoy, cariño, asegúrate de taparte bien al salir", le dice él mientras le acaricia la despeinada cabellera. Brenda nota un ligero toque de preocupación en su voz lo cual la conmueve. Intenta recordar cuándo fue la última que alguien realmente se preocupó por ella en esos pequeños detalles, pero no, no recuerda a nadie.

Brenda toma otro sorbo de café y coloca la taza sobre la mesita a un lado de la cama. Se lanza a abrazarlo con todas sus fuerzas para hacerle saber, a través de sus brazos, que no quiere que se vaya. Él le regresa el abrazo con la misma fuerza y se pone de pie rápidamente, cargándola y despojándola del calor del edredón. La tira a la cama con un movimiento enérgico y se lanza sobre de ella para comenzar a besarle la cara. Ríen juntos.

“Tengo que irme”, dice él casi como un susurro al oído de Brenda. Ella comienza a besarlo apasionadamente para distraerlo de su agenda. Comienza a mover su lengua, lenta y delicadamente dentro de la boca de él.

Hábilmente, Brenda le da la vuelta para ponerlo de espaldas contra la cama y le salta encima. Utiliza sus rodillas para mantener sus brazos inmovilizados hacia abajo, conociendo su punto débil y empieza a hacerle cosquillas. Él se ríe casi hasta que sus ojos están llenos de lágrimas. “Eso te enseñará a no dejar sola a esta mexicana en una mañana oscura y fría como esta”,

Brenda se recuesta a su lado, aún están riendo. Ella se acomoda sobre su costado derecho, para ofrecerle su espalda desnuda y acerca su cuerpo al de él. Recoge su cabello con su mano izquierda para descubrir sus hombros, mientras lo ve de reojo y se queda en esa posición inmóvil hasta que él haga algo.

Él se da cuenta de la estrategia de la Brenda y comienza a besarle la espalda, el cuello y la abraza de la cintura desnuda.

Brenda escucha como él comienza a desabrocharse la camisa, la perfecta camisa blanca.

"Está bien, tú ganas”, le susurra él al oído con voz de derrota y de júbilo a la vez.

¡Éxito, funcionó! La mañana es de Brenda. La perfecta mañana.

Abrazo

Alex

Soy Alex, escritor, empresario y fundador de epicbook. Me dedico a escribir libros para figuras públicas y a contar historias. Sígueme en Instagram y en Facebook, si quieres aprender a contar tu propia historia y si quieres escribir tu libro para posicionarte como experto, crecer tu carrera, tu imagen y tu negocio.

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Written by Alex Pacheco

Bestselling Author, Founder in Epicbook, Life Enthusiast

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