Member-only story
La ruptura duró 12 horas y fue hacer un año. Pero un amor así no se olvida
La primera vez que durmieron juntos fue por accidente. Él fue a su departamento a ver una película, y la tarde se convirtió en una misión para ella, de permanecer perfectamente quieta, mientras cuidaba la proximidad entre las piernas de ambos.
Apareció en la pantalla la palabra “FIN” y a partir de ahí hablaron hasta el amanecer. “No creo haber sanado mi última relación", dijo él. Después de una larga pausa, le preguntó a Susana cuáles podrían ser sus dudas con respecto a “ellos” a pesar de que ni siquiera se habían tocado.
Susana no supo qué responder así que le comentó que se estaba haciendo tarde y le preguntó si quería pasar la noche en su cama. “Si duermes aquí”, agregó, “ni siquiera tienes que besarme.” Él rió. Al despertar él se acercó con timidez a ella y ambos cuerpos se aferraron.
Para Susana, él era como una versión de carne y hueso de un personaje de sus libros favoritos. Era el náufrago perfecto, un hombre que disfrutaría estar en una barca de madera a la deriva, tirando anzuelos mientras se perdía en el mar.
La segunda vez que durmieron juntos, él llevó su cepillo de dientes. Una pista de que esta vez no iba a ser un accidente. La tercera vez, le dijo que nunca había conocido a nadie como ella: “eres delgada y frágil”.