Le creyó por 14 días, hasta que él reveló su secreto

Alex Pacheco
6 min readNov 5, 2019

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Él, está jugando con Candy, la pequeña cachorro de Sandra. Se toma fotos con ella y las publica en su Facebook. Él se ofrece a quedarse todo el día en el apartamento de Sandra para ayudarla a ir a la lavandería y a hacer otros quehaceres.

Pero Sandra tiene que trabajar así que le sugiere verse mejor más tarde. Pero él insiste, “yo te ayudaré”. Sonríe y la abraza para cargarla como un costal.

La acompañará a comprar sus telas, Sandra es diseñadora de modas, él, cargará con entusiasmo las pesadas cajas y comenzará a decirle: “te amo”.

Sandra se siente rara, tienen solo dos semanas de haberse conocido. Durante estos 14 días, han estado juntos la mayor parte del tiempo. Él dice que es un agente de bienes raíces, así que tiene un horario flexible. También dice que está viviendo entre apartamentos de amigos porque su hermoso apartamento en el centro de la ciudad está en remodelación.

Él es amable, muy juguetón y a veces hasta inmaduro, pero su intensidad la asusta. Hay algo en él que a Sandra no le gusta y aún no puede identificar qué es. La verdad, a ella no le gusta mucho físicamente, pero parece una buena persona y decidió darle una oportunidad.

Sandra siempre ha sido así. Le cuesta trabajo vivir la vida a su manera, constantemente está cediendo a las expectativas de los demás. Ha tenido algunas parejas, porque parece más fácil tenerlas que no tenerlas, le cuesta mucho trabajo decir: "No, gracias".

Esa vulnerabilidad emocional y el miedo a la soledad, la llevó a tomarse de la mano con él, a tener sexo con él.

Esto sucedió hace dos años, Sandra tenía 36 y nada en su vida era como ella quería. Pasaba horas caminando por la ciudad mirando las salas de los apartamentos, viendo a las parejas sentadas en el sillón, abrazados viendo televisión. Añoraba algún día tener algo así.

Aunque Sandra es consciente de que los seres humanos necesitamos amor, sexo, conexión y todo eso, ella sentía que hacía esas cosas solo por hacerlas. En cuanto al amor, siempre aceptó déficits horribles, vacío y desconexión.

Sandra creía que todo lo que ella quería, el éxito en una relación y en el trabajo estaba dentro de una especie de piñata, y en cuanto ella pudiera finalmente encontrarla y destrozarla, todas las cosas maravillosas de la vida caerían sobre ella.

A Sandra le llevó años darse cuenta de que el éxito no era de esta forma, que hay que atraerlo y construirlo, y que no es algo tangible que cae de una piñata.

Por azares del destino lo conoció. Durante 14 días, él sostuvo con orgullo la correa de Candy y la paseó por el vecindario como si fuera su cachorro. Él parecía estar interesado de verdad en ella, y eso fue lo que la atrapó y así decidió darle una oportunidad.

Su buen humor la hizo descubrir que, por primera vez en mucho tiempo, Sandra estaba “viviendo”. Lo que significa que estaba empezando a vivir esos momentos que tanto añoraba, tomar a alguien de la mano, tomar cerveza en un concierto juntos y sí, ver toda una tarde la televisión acostados en el sillón de su apartamento.

Sandra lo llevó a conocer a sus amigos. Ahí estaba, besándola y apretándola frente a su gente. Ese ya era un gran paso para Sandra, pero su intuición le decía que aún había “algo” que no estaba bien con él.

Y la intuición de una mujer rara vez falla, después de esos 14 largos días, él dijo: “Tengo algo que decirte”. Este el tipo de oración que hace que todo el castillo se caiga al piso. “Todo lo que te dije no es verdad”, dijo. “En realidad no trabajo como agente de bienes raíces, más bien no tengo trabajo”.

“Pero tienes tantos zapatos”, le respondió Sandra. Y los tenía, parecía tener un par diferente cada vez que se veían. Tenía buen gusto para ello.

“Tampoco vivo con amigos, vivo con mi esposa, pero hemos estado teniendo problemas desde hace unos meses y a veces me voy de la casa. Estás últimas semanas he estado viviendo con mi hermana y su esposo, quienes me adoptaron por un tiempo, en lo que las cosas vuelven a la normalidad”.

“Y encima de todo eres casado…” Sandra respondió exaltada y después quedó muda. Enseguida sintió una sensación extraña, como si estuviera tomando conciencia de que alguien había hecho una invasión a su casa. Su respiración se paralizaba, comenzó a moverse alrededor de él, intentando entender cómo debería reaccionar y qué debería hacer.

Sandra entendía que cualquiera puede vivir tiempos difíciles y que el mundo es horrible, ella intentaba ser empática con él, pero de repente Sandra se asustó y se enojó. Se sintió utilizada, como si él hubiera irrumpido en su casa y en su cuerpo. Le había dado lo que ella necesitaba, un poco de atención y cariño, para que ella le diera lo que él necesitaba, un lugar donde dormir, dinero, comida y sexo. Eso la hizo sentirse inútil, avergonzada de sí misma. En el momento, pudo haberle gritado que era un mentiroso. En cambio, se quedó en silencio, enfrentando una decepción más.

“Está bien”, le dijo. “No es tu culpa, pero vete.” En el fondo ella estaba convencida de que si era su culpa, que le mintió y la usó.

Sandra hizo lo que pudo para alejarlo de ella. Le tomó otros 10 días romper por completo con él, estuvieron en contacto a través de mensajes de texto y por correo electrónico, hasta que finalmente se impuso su voluntad y se alejó para siempre.

Más tarde ese verano, Sandra pasó por una tienda de dulces donde solía ir con él, y en donde ella paga todo, por cierto. Mirando fijamente a la ventana, se dio cuenta que su mentiroso amante fue quien la ayudó a entender lo que había estado sucediendo con ella.

Gracias a él, se había dado cuenta que siempre había actuado como un salvavidas para hombres desesperados que se aprovechan de mujeres que no se preocupan lo suficiente por ellas mismas.

Gracias a él, se había dado cuenta de lo que realmente quería y de que necesitaba un amor verdadero. Que quería y necesitaba cosas buenas para su vida.

Apoyada contra el cristal de la ventana y recordando su tiempo con él, sintió una pequeña piñata explotar en su corazón, pero ahora estaba segura de que ella misma podía construirla, ya no necesitaba encontrarla.

Abrazo

Alex

Soy Alex, escritor, empresario y fundador de epicbook. Me dedico a escribir libros para figuras públicas y a contar historias. Sígueme en Instagram y en Facebook, si quieres aprender a contar tu propia historia y si quieres escribir tu libro para posicionarte como experto, crecer tu carrera, tu imagen y tu negocio.

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Written by Alex Pacheco

Bestselling Author, Founder in Epicbook, Life Enthusiast

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