Member-only story
Martha lleva el cabello a mitad de la espalda, la mayoría de las veces siempre lo tiene recogido; muchas veces lo ha cortado y otras lo deja ondulado. Muchas veces anda descalza en casa y con poco maquillaje.
Martha sonríe antes de mirarse al espejo para no ponerle mucha atención a sus defectos. Se acuesta siempre pasada la media noche porque gusta de revisar una y otra vez conversaciones que sabe nunca van a repetirse.
Martha suele pensar que la primavera se pone celosa cuando ella pasa, o que el sol a veces siente que no brilla tanto como ella y que las estrellas fugaces desearían un poquito de la magia que tienen sus coqueteos. Esos pensamientos la hacen reír y recuperar un poco de seguridad.
A veces, Martha juega a ser la mujer más hermosa del mundo. No tiene idea de lo que su presencia provoca. Cree poco en ella, aunque uno y mil hombres giran al verla pasar. Y aunque el piso tiembla cuando su silueta aparece, ella no lo ve. Tampoco es consiente de las pieles que ha erizado con el simple roce de su piel.
Martha no se ha enterado de que cualquier hombre mataría por estar un rato a su lado, por besarle la boca, por adivinarle los defectos y recordarle sus grandes virtudes, que ella a olvido que tiene.
Ella es ternura, inocencia, perversión y pasión en una sola. Pero lo ha…