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Mi amiga le fue infiel a su esposo.
Abigail y Beatriz fueron muy buenas amigas. Compartían todas sus dudas y sus secretos más íntimos. Constantemente se enviaban fotos donde se consultaban si tal vestido se le veía bien a una de ellas o donde hacían referencia a la lencería que estaban por comprar.
Así que, un día que Abigail estaba lavando los trastes y oyó la notificación de su celular, notó que había recibido un nuevo mensaje de su amiga, no dudó en pedirle a su esposo que lo abriera y se lo leyera.
La sorpresa fue, cuando el esposo de Abigail hizo una cara de extrañamiento y a la vez de diversión. En ese momento Abigail tomó el teléfono y se fue de espaldas. Eran una y mil fotografías de su amiga desnuda, y en posiciones bastante sugerentes.
De repente, las fotografías desaparecieron y Abigail confirmó dos cosas: primera, que las fotos no eran para ella, y segunda, que su amiga estaba engañando a su esposo.
Más tarde, Bev, como le decía de cariño, envió un mensaje a Abigail donde le pedía que no fuera a comentarle nada a su esposo. Que le guardará el secreto.
Abigail se sintió desconcertada porque, por un lado, Bev era su mejor amiga, pero por otro, no quería prestarse a ser una mentirosa.
–Oh, Abigail. Lo siento no quería enviarte esas fotos.
–Sí, me lo imaginé, –respondió Abigail.
–¿Hay alguna posibilidad de que podamos fingir que no las viste?
Entonces, ¿qué hizo Abigail? ¿Aceptó fingir que no las había visto? o ¿Se lo dijo al marido…