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No se parece en nada a su perfil de Tinder.
Era un sábado por la noche y Pedro se sentía muy nervioso, estaba preparándose para tener una cita con una chica que conoció en internet y que de acuerdo a sus fotos, estaba fuera de su alcance. Se veía que era una belleza.
Se puso su camisa ajustada, con la esperanza de mostrar un poco de bíceps para compensar la falta de confianza en sí mismo. En cambio ella en sus fotos parecía perfecta, tenía una piel, un hermoso cabello largo y rizado, y la sonrisa más bonita que Pedro había visto en su vida. Pedro se sentía intimidado, sobre todo porque no se creía muy galán que digamos.
Puso el toque final a su arreglo con bastante gel para levantar sus mechones para dar ese encanto extra. Fue lo que pensó. Definitivamente no solo estaba nervioso, sino también emocionado al mismo tiempo.
De repente escuchó el timbre en su teléfono, era ella que le decía que ya estaba lista para encontrarse.
La cita fue en el restaurante moda. Aunque él se había ofrecido a recogerla en su casa, ella prefirió manejar hasta el punto de encuentro. Esa decisión le hizo pensar a Pedro que seguramente ella sí estaba muy interesada en él. “Está dispuesta a conducir toda esa distancia de ida y vuelta solo por mí”, ¡Guau! se dijo.