¿Por qué sigue ahí?

Maritza había leído tanto con respecto a la infidelidad, tantos relatos, tenía tanta información dando vueltas en su mente. Parecía que solo existían los matrimonios miserables.
Hay psicólogos que llegan a afirmar que, hasta la gente en matrimonios supuestamente felices, engaña.

Lo que más llamaba su atención era cómo muchas de esas personas se quedaban en sus matrimonios, aun cuando eran evidentes las aventuras. Ella no entendía el por qué.
¿Por qué se quedaban en relaciones dolorosas, que no les daban nada y les quitaban todo?

Un día leyó la historia de Gabriela, una mujer, esposa y madre, que cuando supo de la infidelidad de su marido, en lugar de darse su lugar e irse, suplico a pareja qué encontrarán alguna solución. Y se quedó. Gaby se quedó en esa relación que tanto daño le hizo. Se quedó por el dinero, se quedó por los niños, se quedó por la comodidad, por la vida fácil.
Maritza se preguntaba: ¿dónde están esas mujeres que se respetan, que luchan, que enfrentan?

Y entonces… sucedió.

Un día, el esposo de Maritza le llamó y le dijo que tenía que trabajar de noche porque era cuando llegaba la inspiración, que estaría en el estudio; era escultor. Y que regresaría a la mañana siguiente.