Reinventando el amor.

Hay que reinventar el amor. No está funcionando. Todo amor que se consume nos consume.

Habrá que reinventarlo entonces. Darle otro sentido. Hacerlo prescindiblemente necesario. Eróticamente espiritual. Convertirlo en una ficción verdadera por inverosímil. Que dure la eternidad de un solo instante. Que sea mínimamente infinito (nada más lo necesario), sin reglas precisas, pero eso sí, muy claras.

Habrá que reinventar el amor para que no clasifique los sentimientos, ni modere por ningún motivo las pasiones. Porque a la pasión hay que verla de frente, aunque nos deje ciegos.

Hay que reinventar el amor, preferentemente de noche. Con un ritual dedicado a retozar en la cama con la lujuria inepta de los cuerpos que se conocen poco, pero se desean mucho.

En la noche que logremos reinventarlo, quizá deje de consumirse.