Sandra siempre había odiado el concepto de que alguien se acostumbre a su pareja, especialmente porque la idea suele basarse en la apariencia. Cuando se da la unión en una pareja, rara vez se tiene en cuenta a la persona en su conjunto, y todas las capas que la hacen ser quien es, todos los aspectos que la hacen adorable, todos los factores que pueden llegar a ser más significativos con el tiempo.

Cuando Sandra conoció a su marido, ni siquiera se dio cuenta de él. Se encontraron en una reunión de la empresa donde trabajaban. Él estaba con su entonces novia, y ella con sus amigos. Sandra tenía sus propios códigos que la alejaban de los hombres que tenían pareja.

La segunda vez que se volvieron a encontrar, él estaba borracho, y Sandra, sin darse cuenta de la situación, empezó a coquetear con su hermano.

Finalmente se encontraron una tercera vez, en la fiesta de cumpleaños de una compañera de trabajo. Sandra había perdido a su abuelo, quien representaba la figura paterna que había perdido de niña. No podía soportar la idea de vivir en un mundo donde él ya no estaría más. Ella se convirtió en una sombra. Y esa sombra no quería quedarse en casa, quería…