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Un beso significa más que eso.
Tomás y Rita se conocieron en un restaurante de la ciudad de México, donde ambos trabajaban atendiendo las mesas. Los momentos de descanso que tenían los aprovechaban para platicarse sobre sus vidas y sus placeres.
Aunque ninguno de los dos tenía mucho dinero, él la invitó a salir. Tuvieron varias citas en las que caminaban en los parques públicos, riendo y divirtiéndose como adolescentes, a pesar de que ambos estaban en la mitad de sus treintas.
Al final de uno de sus encuentros llegó el momento que secreta, pero ansiosamente, ambos habían estado esperando. Antes de despedirse, Tomás dijo: “¿Puedo darte un beso?”. Ella accedió sin dudarlo, y aunque estaba nerviosa, le ofreció cariñosamente sus labios. Los dos concuerdan en que no fue un momento épico ni espectacular, tampoco hubo un derroche de pasión, pero eso marcó el inicio de una historia de amor que ya lleva 24 años escribiéndose. Y aún quedan más años por delante.
Podría sonar a novela rosa, pero el caso de Tomás y Rita también tiene una explicación científica, ya que un beso es mucho más que un simple gesto de cariño. En aquel primer acercamiento físico, la joven pareja seguramente pronosticó, sin darse cuenta siquiera, el éxito de su futuro juntos. Varios estudios muestran que los besos son una forma de intercambiar, a través de los sentidos pero a nivel inconsciente, información…