Una historia de amor no contada.

Valeria se encontró con una descripción en Tinder que le pareció bastante extraña:

“De día soy emprendedor e inversionista, y por la noche me gusta tomar un buen trago de whisky para relajarme. Me gustan los riegos y la diversión. Me aburro con facilidad, así que muéstrame algo que no haya visto.”

Cuando leyó esas palabras, le pareció un hombre tan arrogante. Tenía ese extraño deseo de ponerlo en su lugar. Y claro, quería mostrarle algo que no había visto antes.
Aunque Valeria se encontraba con el corazón roto y emocionalmente no se sentía disponible, recurría a Tinder para satisfacer una necesidad más física que emocional; sin embargo, había algo en ese mensaje que la estaba impulsando a contactarlo.
Así que ella escribió el primer mensaje y él no tardó en responder invitándola a tomar un café para platicar.
Ella recuerda esa tarde calurosa con claridad, se encontraba un poco nerviosa pero empezó a fluir y a sentirse más cómoda. Se hicieron todo tipo de preguntas.
Así, Valeria aprendió sobre su infancia, sobre su falta de interés en dejar un legado y su franqueza sobre ser un hombre egoísta.
Decidieron comer algo. Ambos pidieron una hamburguesa con Coca.
-Quieres postre, le dijo.
-Sí, me encantan las…